lunes, 28 de marzo de 2016

Te echaba de menos y no me había ido


Se dibujaban las 21:20 en la estación de Santa Justa, bajaba el sol en sus últimos suspiros. Yo esperaba la salida de mi tren en la última banqueta incómoda de la derecha al acecho de las manecillas del gran reloj.
En ese momento miré el bolsillo derecho de mi chaquetón oscuro cuando salió aquella estampa y el recuerdo de la caída de la noche que besa a la Catedral por la Puerta de Jerez.
De los besos de la noche a los primero cabellos de luz que se reflejan en santa Catalina. De Santa Catalina al atardecer mirando al río . Del Río a la bulla en Javier Lasso o a la plaza de Santa Marta.
Pues yo conozco a la Sevilla que enamora vestida de gala y la que rompe corazones en los últimos trenes de una estación fría.
De repente sin más apelación al tiempo me ví buscando el vagón número 5 por el andén como si fuera la última escena de la película. Sentado en el asiento 222 de aquel vagón número 5 todavía recordando su almíbar ya echaba de menos a Sevilla.

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